viernes, 22 de mayo de 2015

* Evangelio del Domingo 24 de Mayo – Domingo de Pentecostés


Odres Nuevos Evangelio 24 mayo 2015 color

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. »
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. »
Palabra del Señor

¡Ven Espíritu Santo!

Cuando el olvido y la indiferencia nos alejan del hermano:
¡Ven Espíritu de Amor, Bondad y Ternura!

Cuando la incomprensión nos aísla:
 ¡Ven Espíritu de Sabiduría y Unión!

Cuando la mentira nos envuelve:
 ¡Ven Espíritu de Verdad!

Cuando las tinieblas nos encubren y envuelven la realidad:
¡Ven Espíritu de claridad y transparencia!

Cuando el egoísmo nos puede:
¡Ven Espíritu de Jesús, ayúdanos a ser para los demás!

Cuando la pereza nos paraliza:
¡Ven y sacúdenos Espíritu de servicio!

Cuando la incredulidad nos ciega:
¡Ven Espíritu Santo y danos sabiduría!

Cuando el desánimo nos domina:
¡Ven con tu Esperanza, Espíritu Santo!

Cuando la debilidad nos puede:
¡Ven Espíritu de Fortaleza!

Cuando la mediocridad es nuestro pan de cada día:
¡Ven Espíritu de Jesús y empújanos a una Entrega Total!

Cuando la tristeza nos amenaza:
¡Ven Espíritu de Alegría y fiesta cristiana!

Cuando la exigencia del Reino nos llama:
¡Ven Espíritu Santo y camina con nosostros!




Acogemos los dones que el Espíritu nos regala para vivir nuestra fe y nuestro compromiso con el mundo:
El don de Fortaleza: Tú eres quien nos mantiene firmes en nuestra fe, eres quien nos acompaña y sostiene en las dificultades que se nos presentan en la Vida.  A ti te invocamos cada vez que nos sentimos débiles, angustiados, oprimidos, para fortalecernos y salir adelante en nuestro compromiso y en nuestro amor y seguimiento de Jesucristo. Tú eres el que nos recuerda siempre que Dios nos ama por sobre todas las cosas.
El don de la Sabiduría:  Tú eres el don que nos permites disfrutar las cosas de Dios.  Eres quien nos invita siempre a buscar primero el Reino de Dios.  Tú nos permites ver las cosas no sólo con la racionalidad, sino también con el corazón, tratando de verlas tal cual Dios mismo las ve.
El don de la Piedad:  Tú eres el don que nos permite reconocernos hijos muy amados del Padre, y poder disfrutar de la dicha que esto significa.  Eres el don que nos facilita nuestro dialogo amoroso y filial con Dios a través de la oración y del encuentro comunitario.
El don del Temor de Dios:  Tú eres quien nos permite acercarnos con cariño y confiadamente a Dios Padre, para hablarle con sencillez y presentarle nuestra vida.  Tú nos permites reconocer día a día el amor de Dios por cada uno de nosotros, contigo podemos reconocer que somos sus hijos predilectos muy amados por Dios.  Nos iluminas de manera especial en los momentos en que, en forma personal o comunitaria nos reunimos a orar y alabarte.
El don del Consejo: Tú eres quien nos inspira para saber qué debemos hacer, qué escoger, qué cosas evitar.  Tú estás siempre presente cuando debemos tomar decisiones en nuestra vida, para que ellas están de acuerdo a la voluntad de Dios Padre y del Evangelio de Jesús nuestro hermano.  Y a ti también te invocamos cuando debemos aconsejar a uno de nuestros hermanos.
El don de Ciencia:  Tú eres quien nos permite descubrir lo verdadero y lo falso.  Nos ayudas a comprender y amar el universo entero creado por Dios.  Eres el don que nos inspiras a encontrar la presencia de Dios en toda la creación.  Eres quien inspiras a hombres y mujeres para llevar adelante descubrimientos, avances científicos y tecnológicos que favorecen la vida del hombre.
El don de Entendimiento:  Tú eres quien nos permite adentrarnos en los misterios de Dios para poder descubrir ¿qué es lo que Dios quiere?.  Tú nos ayudas a discernir los caminos que nuestro Padre nos presenta, iluminados por su misma Palabra y por la oración.



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