viernes, 27 de noviembre de 2015

1 Domingo de Adviento – Ciclo C Domingo 29 de Noviembre de 2015


Levántate
   Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36
En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.” “Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de ka vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.”
Palabra del Señor




SI ESTOY SENTADO, LEVÁNTAME, SEÑOR
Si dudo de tus promesas; levanta mi fe, Señor
Si aumentan mis pesares; alza mi ánimo, Señor
Si me acosan mil dificultades;
 haz inmensa mi fortaleza, Señor
Si mi interior se acobarda; reaviva mi espíritu, Señor
Si me ciegan los ídolos;
 dirige mi vista hacia Ti, Señor
Si me enloquece la apariencia;
 lleva mi corazón a Ti, Señor
Si mi cabeza se inclina; sostenla para poder verte

Ven, Señor, a salvarnos

Necesitamos, sí, tu salvación,
porque sólo un Dios puede salvarnos.
El consumo nos engorda, pero nos deja vacíos.
Los sabios y los líderes nos asombran,
pero no nos cambian.
Los artistas y los famosos nos entretienen,
también nos aburren.
No son nuestros salvadores.
Sólo un Dios puede salvarnos:
de la tristeza, des desencanto, del desamor.
Sólo un Dios puede salvar al mundo
de sus cegueras y sus crueldades,
de sus cadenas y sus miserias,
de todas sus profundas llagas.
¡Ven, Señor, a salvarnos!









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